A pesar de que el fresco hecho por Rafael Sanzio no es una exacta representación de lo ocurrido en el evento histórico, dicha pintura expresa diferentes planos de lo que ocurría en aquel momento. Inicialmente hecha entre los años 1514 y 1517, Sanzio pudo expresar diferentes perspectivas dentro de una misma imagen, dándole profundidad a la narrativa de lo que sucedía. La obra fue realizada con tres planos de composición, cuyos planos llevan una posición completamente diferente. Cada una de estas tiene su propia identidad, todas varían en sus enseñanzas, formas, expresiones y acciones realizadas durante las mismas.
Como previamente mencionado, la obra está compuesta de tres planos diferentes en los que ocurren escenas distintas. En la primera es evidente la conmoción que el fuego ha causado entre los ciudadanos. Vemos cómo estas personas intentan escapar del fuego o remediarlo al echarle agua para calmarlo. Este plano presenta un sentimiento dramático en donde la gente tiene que actuar de manera rápida para no ser parte de la tragedia. En el segundo plano, o el plano central, vamos a otra serie de habitantes en camino a la basílica de San Pedro para pedirle al papa que los ayudara. Con relación al segundo plano, el tercero es la fachada de la basílica a donde los habitantes querían llegar. Es visible como la basílica todavía no había sido destruida. También, enseña cómo era la arquitectura de este edificio; presentando características tales como los tres órdenes clásicos (el jónico, dórico y el corintio).
Las perspectivas juegan un rol importantísimo en la efectividad de la misma. Cada uno de los planos toma un movimiento/ perspectiva diferente, creando la profundidad que vemos en cada una de ellas. El pintor se inspiró en las perspectivas de las escenografías teatrales, utilizando de manera innovadora los diferentes puntos de vista. Además, las figuras que se encuentran en la pintura hacen referencia hacia lo antiguo. Las actitudes presentadas en cada una de estas personas hacen referencia a la tragedia, un género que se desarrollaba en aquel momento. Esta obra no fue algo casual ya que al enseñar el milagro de León IV, el papa Médicis hace una referencia al objetivo que se había propuesto.
Aunque cada plano de la obra demuestra diferentes personajes con diferentes cursos de acción, al final del día la obra mantiene el mismo enfoque. En una sola obra Rafael pudo capturar diferentes momentos y expresarlos de manera efectiva. Esto nos ayuda a adentrarnos en la obra y sentirnos parte de lo que estaba pasando en cada una de las instancias. La perspectiva presentada es gran parte de esta sensación también ya que podemos sentir el realismo del incidente y todo el movimiento y la conmoción que sucedía. Por otro lado, hay un sentimiento distinto en espacios de la obra, en la primera parte se ve a las personas en actos desesperantes y cuando vemos la parte de atrás hay un sentido de paz. Unir ambas áreas enfatiza la perspectiva y es una manera en la cual podemos entrar en contacto con nuestros sentimientos. Cada uno de los elementos que componen este frasco ayuda a la efectividad del mismo y es por tal manera que es tan reconocida y analizada por personas alrededor del mundo.
Mel E. Fuentes
Noviembre, 2023
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